"Mi relación con el yoga y con Carol comenzó hace seis años y medio. Tras perder a un ser más que querido, las tensiones acumuladas, sumadas a las dolencias de origen, me llevaron a entrar en contacto con Carol. Al principio como fisioterapeuta, más tarde en sus clases de yoga, He estado con ella tres años y medio, y no he podido seguir por incompatibilidad de horarios, porque si por mi fuera, la seguiría al fin del mundo. Carol es la ausencia de impostura, de artificio; enseña yoga con la franqueza que le caracteriza: mostrando los infinitos beneficios pero demostrando que hay que tener voluntad y perseverancia en su práctica. Practico una tabla de yoga unas tres veces por semana y he notado que no solo he mejorado en flexibilidad, sino en paciencia y conocimiento de mi cuerpo. Recuerdo cuando hago las asanas algunas frases de Carol, "alíate con tu cuerpo, no es tu enemigo";  he notado mejoría en la respiración, en el alivio de los dolores cuando hago los ejercicios y en una calma interior que me acompaña; Carol ha logrado transmitirnos que el yoga es físico pero sobre todo es una actitud, ante la vida, ante los otros, ante uno mismo. Acompaña su enseñanza con unos saberes vitales que, desde mi punto de vista, la sitúan por encima del resto; es como si supiera más y más lejos... Tengo que reconocer que conocer el yoga a través de Carol ha supuesto para mí una mejora y por ello la estaré eternamente agradecida.

Gané una profesora y sobre todo una amiga a la que considero mi gurú vital."